¿Nos despedimos?
Todo proceso que implique el fin de las relaciones laborales, sobretodo aquel en donde hubo buenos ratos con los compañeros, avances personales, empresariales, profesionales y en conjunto a las personas alrededor, conlleva un cierto grado de duelo. Se pierde la rutina, el dinero y en muchas ocasiones una cosmovisión a la que ya se estaba acostumbrado.
En este proceso, es crucial para el empleador y el empleado considerar las necesidades psicológicas, fisiológicas y generales a las que se puedan enfrentar; tomando en cuenta que en cada ocasión habrá una diversidad de situaciones que implican el acercamiento de otros expertos. Por ejemplo, si a quien decide retirarse le debíamos la taza de café de las mañanas que se le daba a la recepcionista ahora tenemos un problema en recepción.
Aunque todos los sistemas tienden a la regulación, es crucial colaborar para que estos puedan regresar a la normalidad o, en su defecto, a una nueva rutina que implique que todos se encuentren de manera adecuada y mejorada. Los requisitos para cada nueva normalidad son diferentes y siempre necesarias. Todo proceso conlleva una serie de altibajos a considerar, por ello siempre es importante estar acompañado de alguien que pueda apoyarnos a simplificar el proceso.